viernes, 23 de marzo de 2007

Dioptrías

Las cosas son a veces como uno de esos cuadros en tres dimensiones que se pusieron tan de moda en los noventa en los que tenías que enfocar y desenfocar la vista mucho o poco rato, dependiendo de la habilidad de cada uno, para ver el dibujo subyacente.

Aprieto fuerte los párpados, los abro de nuevo; miro en profundidad, miopizo, hipermetropo, incluso bizqueo. Me alejo, me acerco de nuevo. Descanso un rato la vista, tampoco demasiado porque la paciencia no es una de mis virtudes, y vuelvo a la carga. Me froto la cara con gesto desesperado, ahora parezco un mapache porque me he corrido el rímel, pero no importa porque creo que he visto algo. Efectivamente, ahí está.
Hummm. Pues vaya.

2 comentarios:

Antonio Latorre Jimenez dijo...

Malditos cuadros con colores descompuestos me anganché a verlo y desde entonces necesito gafas progresivas.

Mrs. Sarmiento dijo...

sr. chisme, juas. Si es que hay que andarse con un ojo con las modernidades, que no vea usted. Jojojo...