miércoles, 14 de marzo de 2007

Y la suya es infinita

A menudo nos lamentamos de que la gente (ojo, la gente, así de impersonal es la cosa) se pone una máscara que nos impide ver quiénes son realmente hasta que es, casi siempre, demasiado tarde; y entonces pataplof, ya te la han colado. Lo malo es que nosotros también somos gente, al menos la mayoría, así que aquí la cosa se complica.

Como una semilla de fresa entre los dientes es mi máscara para mí, puedo obviarla durante un rato pero irremediablemente vuelvo a ser consciente de ella; y resulta molesta. No es siempre la misma, claro, todo depende del rol a desempeñar o de las apetencias del momento. Incluso a veces de mi propia capacidad, que eso de que querer es poder es una mentira más gorda que la de mi madre cuando me decía que si me acababa todo lo que había en el plato me compraría un caballo. Supongo que por eso a mí me suele resultar bastante fácil desenmascararos. A todos, los otros, los demás terrícolas. Con notables excepciones, por supuesto.

Esta pedantería que acabo de soltar, que, por otra parte, nunca sabréis si es cierta o no, de serlo debería forzosamente ayudarme en la vida, así en general. En mi trato con vosotros, compañeros de reparto. Pero es que una es muy simple para unas cosas y un tanto enrevesada para otras, por lo que yo misma os pongo una careta nueva, una de mi elección, y a partir de ahí ya me podéis decir misa de ocho. No os quejéis, a la mayoría os favorece.

Sois la máscara que yo os pongo. Y el día que se os resbala y cae... ese día me pongo muy triste.

7 comentarios:

nadadora dijo...

Que querer es poder sólo funciona a veces. La mayoría (de las veces), cambiamos de objeto de deseo para entonces poder. Más o menos como la zorra y las uvas.

Lo de las caretas me lo quedo pensando, porque le veo algún agujero a tu teoría. Agujero por donde rascar, digo.

Antonio Latorre Jimenez dijo...

Dicen que somos, al menos, tres personas a la vez, la persona que ven los demas, la que nosotros mismos vemos y, finalmente, la que en realidad somos.
Si lo que querias es una batalla pedante, toma castaña¡

Anónimo dijo...

Lo que ha dicho chisme cotilla creo q es verdad...somos el misterio de la santa trinidad, LO VI TODO!

(Pa pedante yo, no te digo!)

Mrs. Sarmiento dijo...

nada, si es que destilas sabiduría, flor. Como la zorra, dice. Ains.
Y quedo a la espera, pues, de más. Ay, este pues.

sr. chisme, jejeje. No nos pongamos chuletas... que las pedanterías las carga el diablo. :F

sunny, sí, una y trina eres tú.

Kinky dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Kinky dijo...

B-U-E-N-A-S!! La careta se pone para pretender que los defectos no existen, pero siempre está allí, escondidítos. Y por millones.

Mrs. Sarmiento dijo...

señora lechuguita, qué alegría más grande. Pase, pase y póngase cómoda. ¿Unas pastitas?
(A mí me encannntan los defectos, no se vaya usted a creer...).