lunes, 23 de abril de 2007

Que gane el dragón

La rosa encerrada en su caja de plástico con el logo de la empresa, tan cool, tan higiénica, clavada en un trozo de espuma, con su espiga y su senyera. Y me acuerdo de cuando tenía trece años y en la puerta del cole aquel niño sacó de su mochila aquella otra rosa tan pocha y me la dio, a última hora, más rojo él que ella.
Aunque cambien los tiempos y reine el destiempo, aunque las rosas que me sean dadas vengan envasadas al vacío más absoluto, aunque me tenga que llegar vía eseemeese. Yo la cuidaré como si estuviese rodeada de basura en un solar y todos los mundos dependieran de ella.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Lírico, los pétalos estaban hoy en tus dedos! Me has hecho recordar los cuentos de Oscar Wilde!

Aún guardas la rosa?? Yo creo que sí!

Un Beso.

Mrs. Sarmiento dijo...

Lo que me ha costado deducir quién eras... oh my god. Je. Lírico, dice. Oscar Wilde, dice! Love you, M.!!!

Kinky dijo...

Los tiempos cambian, las presentaciones florales también. Pero el significado no, y es lo hace tierno. Páseme usted los grupos que quiera, aunque si primero me graba a del Triángulo de Amor Bizarro, mejor, que ya empiezo a sentir abstinencia. Beso!

Mrs. Sarmiento dijo...

Eso está hecho.