Como si de una novelucha de Richard Bach se tratara
Hace un rato he salido a pasear a mis perros y me he topado textualmente de bruces con mi infancia. Saliendo del portal me he chocado con la que fue mi mejor amiga durante la egebé, Marta, la que a la tierna edad de once años se convirtió al evangelismo, siendo católica toda su familia (que hicimos juntas la comunión, coño, con nuestros sendos vestiditos de merengue), para así encontrar fuerza suficiente para perdonar a un padre hijo de puta que dejaba a su madre tirada en el suelo de la cocina rodeada de un charco de sangre mientras su hija y su amiga hacían los deberes en el comedor. Yo, como más que católica me he vuelto cínica con los años, todavía hoy le dirijo miradas de asco a ese despojo víctima de algún que otro derrame cerebral que me cruzo a veces por el barrio. Que se joda.
Y hemos estado hablando un rato, reprimiendo yo la necesidad de pedirle perdón cada vez que se me escapaba un taco, midiendo todas y cada una de mis palabras al intentar explicarle qué es ahora de mí, aguantando estoica esos abrazos cargados hasta las trancas de amor puro y energía positiva, esa mano en mi hombro, ese tono de voz de quien habla desde el lugar del que está totalmente capacitado para tirar la primera piedra. No le he preguntado, porque aunque me moría de ganas no me ha parecido oportuno, si había mantenido finalmente su virgo intacto hasta hace dos años, cuando se casó. No me malinterpretéis, me he alegrado muchísimo de verla. Hemos recordado cosas como cuando invocábamos a Kiu en la habitación pequeña de casa de mi abuela, a escondidas para que no nos tomaran por chifladas, o cuando ella venía a buscarme media hora antes de ir al cole por las mañanas para darle de comer a Guizmo. Es solo que ha sido tan... raro.
Al volver a casa he llamado corriendo a mi madre. ¿A que no sabes a quién me acabo de encontrar? A Marta, Marta A. ¡No me digas! ¿Aún vive en Alemania? Sí, sí, en Múnic, con su marido, el mismo de siempre, el que conoció en la iglesia. ¿Y sigue tan santurrona? Y más. Lleva hasta el mismo peinado que la última vez que nos vimos. Y la blusa de florecitas. Y la falda por la rodilla. Madre mía, pobrecita. No, mamá, pobrecita no, que yo la he visto de lo más feliz. Bueno, sí, claro, si una cosa no quita la otra, tienes razón, ella ve las cosas desde otra perspectiva. Además, te voy a decir una cosa, yo cuando erais pequeñas ya la veía venir, y en el fondo estaba encantada de que fueses con ella, era justo el contrapunto que necesitabas tú, que siempre has sido muy suelta. Je, pues también es verdad, mamá.
¿Cuántos yos hay por ahí sueltos? ¿Cuántas puertas ignotas habré atravesado sin darme cuenta siquiera?
21 comentarios:
Pese a que tengo cierta alergia a la religión (como concepto), a veces pienso en lo que tiene de admirable. No se, supongo que será la herencia que me ha dejado mi familia paterna.
Y a mi no me asusta para nada encontrarme con otro yo que ande alegremente por la superficie planetaria.
Bueno, a mí más que admirable me resulta envidiable, en cierto sentido. Tiene que ser tranquilizador ir por el mundo pensando que si cumples cuatro normas todo será súper chuli cuando la palmes.
Y a mí no me asustaría tampoco. Le acribillaría a preguntas a la pobre. Bueno, y ella a mí, supongo.
Ay. Ay. Me asusta pensar (con todo el respeto del mundo) que esta chica va a acabar igual de poseída que mi nonna. Y mira que no la conozco.
Pues a mi no me gustan nada de nada los evangelicos (y muchas otras cosas)...tengo un compi de la uni que se pasa el dia escuchando cantantes de pop/rock evangelico y en su messenger salen cosas como "Desde que llegaste a mi, salmo 11:3" y cosas asi de lo mas freak. Son gente rara, rara e hipócrita. La mayoría de los hombres están obsesionados con el sexo, incluso mas que el común de esa especie.
Y si, generalizo.
Me encanta el post
Supongo que debe ser tan tranquilizador creer sin fisuras como no creer sin ellas. Y lo primero no sé si es envidiable o admirable, en todo caso se me antoja imposible.
A mí reencontrarme con mis otros yos me da una sensación de vértigo. ¿Es una sensación particular o os da también la impresión de que la mayoría de la gente tiene una trayectoria muy coherente mientras que una va dejando yos desperdigados por el mundo?
enciamet, pues no sé, ni sé si lo sabré tampoco. Ella sabrá. ¿No?
sunny, ¡sunny querida! Eres como el Guadiana, baby, apareces y desapareces. Lo bueno es que cuando vuelves da un alegrón...
Pues sí, o no, no sé, las generalizaciones son lo que tienen, que o te salen de sopetón o te pones a sopesar y ya no te decides. Pero vaya, que no hace falta ser evangélico ni mormón para ser hipócrita, fijo. Anda que no conozco yo ateos más falsos que Judas.
Y me encanta que generalices. Soy fan de las generalizaciones, ya lo sabes.
Y gracias. :)
ohne, pues yo creo que no creer sin ellas es aterrador, fíjate. Si por lo menos te queda un resquicio de duda...
Y creo también que a la mayoría de la gente le pasa lo que decía sunny, que son unos mentirosos y unos falsos. Esos "yo es que siempre he sido así, o asá...". ¡Mentira! Y en caso de que fuera cierto, pues peor para ti, la verdad. Yo creo que podría formar una liga de fútbol profesional con todos los yos que he ido dejando tirados por ahí. Buf.
Pues yo es que no le veo lo aterrador a que no haya nada después. Seré una superficial, pero cuando lo pienso, me quedo tan pancha, oye.
Ay, sí que eres superficial, sí. Jejeje.
Tienes razón. Mira qué fácil soy de convencer, eh. Pero es que es verdad, no lo tiene, no tiene nada de aterrador. The end, y se encienden las luces.
En realidad, ahora que lo pienso, es mucho peor creer en el cielo, porque por ende debes creer en el infierno también, ¿no? Bueno, cómo estamos, mari puri.
Pues eso, sin más complicaciones. Simple como un cuenco.
Y en todo caso, el que no espera, no desespera.
El calor, hija, que es mu malo.
Pues entonces yo no tengo excusa, que aquí parece que estemos en el polo norte. O en el sur. (Aquí en el hormiguero, claro, que no en el mundo exterior...).
Yo, como soy de naturaleza comodona, solo creo en el cielo y en un Dios todo misericordioso, ya ves tú...me va a coger a mi el Opus!
Claro, que creo que debe haber demonios para gente como Bush & co.
Pero para mi y para mi gente no, no lo hay.
P.D: A mi lo que me da agobio es pensar que subes al cielo y no tiene fin, que no te mueras nunca vaya...te lo juro que es pensarlo y me da una punzada en el pecho del agobio que me entra :S
Clar que se qui ets!! habiam si quedem dintre de poc y anem a dinar o algo!! molts petons wapisima!! ^w^
sunny, je, di que sí, hombre. Puestos a creer, que mole, coño.
nen! quina gràcia! jejeje... doncs jo me'n vaig aquest dissabte de vacances, però a la que torni, a finals de mes, et faig un truc, que tinc ganes de veure-us! Guapo!!!
Yo me sumo a las simples: nunca pensé que hubiese nada después. Y me quedo tan tranquila. Como dice Sar, "The End y se encienden las luces" (para los que se quedan, claro).
¿Suelta tú? :)
Habladurías, nena, habladurías. Cría fama y échate a dormir, ains. :p
No. Yo si que tengo un vacío interno con el "que viene después". Cuando era chiquita, después de los momentos felices tipo viajes y campamentos, siempre me ponía a llorar durante el viaje de vuelta en el coche porque me hundía demasiado en la idea de que pasaría conmigo si me moría en cualquier momento; me da miedo crecer y morir. El "The End y se encienden las luces" no me tranquiliza para nada. Creepy.
Ay nena. Creepy, creepy, sí. No te me vayas a meter en ninguna secta buscando respuestas, eh, que la liamos.
Es normal, creepy, dark, freak, pero normal que el The end no tranquilice lo mas minimo. Yo envidio un poco a los que si les da paz eso, pero irremediablemente mis años de misa dieron para algo. Para eso y para rezar toooodas las noches.
Bueno, y aun guardo mi virgencita fluorescente de la comunión que en las noches se sigue iluminando...eso si es creepy total, pero tranquilizador.
Ea!
Virgencita fluorescente. Oh my god, qué kitsch.
Los mostros somos ateos militantes, es más, en Mosterio la gente religiosa era ayudada a recuperarse de esa enfermedad a fuerza de enemas golicianas, pero los años me ayudaron a ver que alguna gente necesita alguna forma de religión y este caso que contás es uno de ellos. Entre tanto odio, sangre y caos, esta creencia le trajo un poco de orden, y porque no, de amor.
Un Abrazo mostro.
Je. Virgencita flourescente. En mi habitación allá donde yo nací tengo unas cuántas.
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