martes, 23 de octubre de 2007

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Domingo. 3 PM aprox. Un parque de la Ciudad Condal. Dos muchachas aposentan sus culos en un banco, rodeadas de sus cuatro chuchos. Los aspectos de éstas denotan pocas horas dormidas, mucho alcohol ingerido y la suma de todo ello más algún que otro factor hace que, lamentablemente, las apariencias resultantes se asemejen a esto. Ecs. Ya el día anterior, resaca al hombro también, habían notado cómo un padre con sus dos personitas pequeñas de la mano callaba y las dejaba pasar, cabizbajo, al cruzarse con ellas en un parque con poca luz, reacción que no dejó de sorprenderlas ya que, por muy crápulas que pudiesen parecer, ninguna de ellas supera los cincuenta kilogramos de peso. En esta ocasión están a plena luz del día, y al decirle la una a la otra ohhh, mira qué niño más mono... no pueden evitar observar la mirada de pánico de la madre.
Los perros, atados todos ellos a sus correas extensibles, esperan pacientemente a que sus dueñas decidan que ya ha llegado la hora de volver a casa, poniendo fin a una de esas conversaciones que a ellas les resultan absolutamente hilarantes y que nadie más parece comprender. Ellos tampoco. Así que husmean por aquí y por allá, levantan la pata sobre algún olorcillo interesante, sin dejar prácticamente ni gota pues llevan ya más de media hora paseando y el depósito está vacío.
En el banco contiguo, a unos cinco metros, una mujer entrada en la cincuentena y su hija adolescente parecen esperar algo, parapetadas con una bicicleta. Parecen esperar, digo, porque la expresión del rostro de la mujer no refleja ningún tipo de emoción aparte de odio. Hay gente así. Pero las muchachas aún no han reparado en ella, están demasiado ocupadas riéndose de todo lo risible, y de lo que no también, hasta que un tsi-tsí hace que dirijan sus miradas hacia el otro banco. Uno de los perros se ha acercado a ella distraidamente, sin ninguna motivación aparte de darse un volteo por ahí, y ella está dispuesta a hacerles saber que no le gustan los perros de la manera más desagradable y maleducada posible. Pero bueno, menuda gilipollas, exclama una. ¿Qué coño se ha creido esta vieja de mierda? Pues ahora se va a joder, que no pienso apartarle al perro, por imbécil, declara la otra. Y así actuan. Y es que lo que la mujer no sabe es que cualquier hecho es susceptible de convertirse en diversión para este par, y ésta promete ser de las buenas.
Así que siguen con su conversación, mirando de reojo de vez en cuando a la mujer para comprobar que el odio de su mirada va en aumento, incitando a los perros en voz baja para que se le acerquen, llegando incluso a tocarse una teta la una a la otra para forzar un pelín más la situación. Por momentos parece que la mujer vaya a levantarse y darles un bofetón, cosa que, en realidad, es lo que ellas desean.
Finalmente uno de los perros vuelve a acercarse a ella. Las muchachas disimulan; lo están viendo, claro, pero siguen hablando y riendo y hacen como que no. Hasta que la mujer, hasta los mismísimos ya y habiendo intentado sin éxito atropeyar al pobre can con su bicicleta (daños colaterales), les espeta mientras se aleja indignada: ¡¡¡Que voy a llamar a la Guardia Civil!!! ¡¡¡Qué assssssco!!! Con ese aro en la nariz... ¡¡¡escoria, que sois escoria!!!

Y bueno, sus razones tendría. A lo mejor me vio el sábado de madrugada, haciendo el guarro en plena calle con aquel arquitecto tan guapo. Y es que, me diréis que no tiene mérito, no ya escandalizar a los demás, que eso, bah, lo hace cualquiera, sino llegar a escandalizarse a una misma. Un nivelazo, sí señor.

26 comentarios:

marca dijo...

Ajajajajajaajjaajajajaj, no, si la culpa la tendrá encima el aro de la nariz. Mira, lo bueno de escandalizarse a una misma es que así no te aburres nunca, entre escándalo y escándalo pasa la cosa. Ajaajajajajaja, mira que sois.

Blasfuemia dijo...

Si ya lo decía no sé quién, que la vida es un escándalo. Lo que no me queda claro es se escandalizarse de una misma es bueno o malo. Sorprenderse sí... ¿y escandalizarse?

nota (qué trabalenguas más largo me ha tocado ahí abajo en la verificación de la palabra, cooooñe)

Anónimo dijo...

¡Destructoras! ¡Que destruís a las familias!
¿El arquitecto no tocaba ningún instrumento aparte del compás y el cartabón?

marca dijo...

La batería fijo.

Anónimo dijo...

Eso me olía yo.

marca dijo...

¿qué te apuestas? Mi segunda opción es el bajo.

Anónimo dijo...

El bajo lo tocaba fijo.

marca dijo...

Ajajajajajaja. Y la pobre Sar ajena a esto, ya verás cuando lo lea. Ay señor.

Mrs. Sarmiento dijo...

Jajajajajja... que me meo. Pues mirad, si os soy sincera no le pregunté, más que nada por miedo a la respuesta. Pero del mismo modo os diré que arquitecto tampoco se me sale demasiado de la media. Que el de la novia es... pues eso. Ay señor.

Mrs. Sarmiento dijo...

Ay, que con las risas se me ha olvidado lo demás.

marca, pues eso digo yo, que no sé qué tendrá el aro de la nariz, chica. Si es que nos tendríamos que haber enrollado ahí mismo y matarla de un infartazo, coño.

blasf, es regulero, escandalizarse a una misma es regulero. Ya tan digo.

piyuli dijo...

cuanta razón llevaba esa señora!!

Anónimo dijo...

¿Escoria?¡Jojojo!Pues si ibais buscando que os hostiara ganasteis con el cambio.Vaya que sí.
Me recuerdas a Marilyn en Con faldas y a lo loco,que siempre se liaba con saxofonistas.Bueno,si terminas con Tony Curtis pues oye,pues mira.

Blasfuemia dijo...

pó dió con el Curtis no!! (sé que sería que no... ¿verdaaaaad?)

Mrs. Sarmiento dijo...

piyulera, je, pues sí, nena, sí. Que lo digas tú que me conoces no deja de ser clarificador... :F

mallika, claro, claro, ganamos. En realidad estaba claro que ahostiarnos no nos iba a ahostiar, asín que, eso.
Que te recuerde a Marilyn en lo que sea me halaga, nena, así que gracias. Lo de Curtis... pues no. Igual Curtis con 25, no sé.

blasf, que no, que no, tranquila. Je.

Anónimo dijo...

Pues yo con el Curtis sería que sí (en esa época,bien-sûr-¿todavía está vivo?-),que una no está como para ir rechazando por rechazar.

Blasfuemia dijo...

yo es que el Curtis siempre me ha parecido .... lechoso... grimoso...

Mrs. Sarmiento dijo...

A mí por no gustarme no me gusta ni su hija, que está socialmente aceptada como mujer guapísima, ¿no? A mí me parece un armario empotrado, y en la famosa escena de Mentiras arriesgadas me parecía más femenino Arnold que ella, fijaté.

marca dijo...

Ay, con Jamie Lee no meterse. La escena aquella es una mierda, por cierto, pero a mi ella me encanta, no puedo ni quiero remediarlo.

Mrs. Sarmiento dijo...

Si no me meto, no me meto. Es solo que a mí las mujeres me gustan finas, fiiiiiiinas. No lo remedies, mujer, pa' qué.

Anónimo dijo...

Yo estoy de acuerdo con Sar. Finas, finas.

Anónimo dijo...

Hombre,guapa no es.Creo.Pero tiene cara de maja muhé (a diferencia de su madre,que sería muuuuuy finísima, pero era muuuuuy sosísima,que todavía me estoy preguntando como pudo preferirla Scaramouche a la bellísima Eleanor Parker)

marca dijo...

La excepción que confirma la regla, I think.

Mrs. Sarmiento dijo...

ohne, pues claro. Como el hombre y el oso, pero al revés. Jur.

mallika, ¿"maja muhé"? Oh my gosh. Y ale, a googlear; ¿quién coño era su madre? Y sí, mejor finas, pero si son sosas, a la hoguera con ellas. Je.

marca, siempre tiene que haber alguna. Excepción, digo.

Anónimo dijo...

Janet Leigh,la de Psicosis.Sí-sí,a la hoguera (la hoguera tiene qué sé yo,que sólo lo tiene la hogueraaa)
Y no te quejes,que a mí me hiciste googlear flipendio y tuve que leer cosas como ésta:"och kasta en svag flipendio sen upnar han ögat i ca5 segunder".Todavía me despierto sudando.

Mrs. Sarmiento dijo...

Jajajajajajajjajaa...

errante dijo...

jajajajajajjja