Super massive black hole

Bueno, voy a haceros partícipes de otra de mis devociones. La guest starring de hoy es multimillonaria, pero aún así trabaja duro. Ha currado en un fast food, colaborado en la organización de ferias rurales, es actriz, cantante, modelo, diseñadora, productora, sabe preparar tartas y salchichas y es capaz de combinar entre sí más de quinientas tonalidades distintas de rosa (ojo, que esto puede parecer una chorrada, e incluso serlo, pero que conste en acta que el rosa palo y el fucsia se dan de hostias); y el hecho de que algunas de las tareas que he mencionado las haya llevado a cabo en un reality show para mí no le quita ni un ápice de valor. En fin, que la chica es un culo inquieto, una muchacha con inquietudes en la vida, una persona muy válida. Pero es que además le sobra tiempo para salir de fiesta, montar saraos, vestir a sus tres mil chihuahuas con trajecitos humillantes, pillarse unos pedos que ni David Hasselhoff, pasar temporaditas entre rejas y acudir a reuniones de tupperware; y todo esto sin desrizarse las pestañas. Supongo que a estas alturas ya sabéis de quién hablo. Pues sí, es ella, la única, la inigualable, la inconmensurable... Paris.

Y qué envidiable capacidad oral tiene esta criatura

La cosa es que a mí los ricos me dan pena; supongo que si viviera en una peli de Woody Allen alguien me habría dicho ya a estas alturas que el hecho de que esto formara parte de mi infancia tiene algo que ver. Es que soy incapaz de meterme en su pellejo, si yo tuviera tanta, tanta pasta y tan poquitas motivaciones hace tiempo ya que me habría comprado una isla y me habría recluido hasta lograr tener un ejército de sims perfectamente mantenidos y con una ciudad de ensueño. Y es que qué desidia tan grande, qué superflua, qué de usar y tirar tiene que ser una vida así, madre mía. Virgencita, virgencita, que me quede como estoy.
Pero es que esta Paris es una suelta, una cabecita hueca, no lleva bragas y se morrea con Britney Spears. A mí me hace mucha gracia. Y es que es maja, coño, tiene buen fondo, os lo digo yo que me he tragado The Simple Life (Nicole, en cambio, es un mal bicho y una envidioseja). Diré más: su disco es súper chuli y hace que me sea imposible no caminar como una putilla cuando lo escucho mientras paseo a mis perros. Yo es que me iría con ella de fiesta sin pensarlo dos veces, vamos.