La ley de la gravedad
Que han descubierto un nuevo planeta, me dijiste. Yo no lo sabía; parece ser que últimamente los planetas aparecen y desaparecen sin avisar. Que se parece a éste, pero en él pesaríamos el doble. Buf. Que está a tan solo veinticinco años luz de nosotros.
La cafeína me ha recordado mil veces esta noche que estabas ahí. Cada vez que conseguía cerrar los ojos por un rato, me susurraba: lo tienes a tu lado. Cállate perra, le decía yo, cállate ya; en realidad no está aquí, está lejos, lejísimos, a veinticinco años luz por lo menos. Pero entonces tú abrías una sonrisa y un ojo gris y me ofrecías un trato y me arrastrabas contigo, y yo tenía que darle la razón. Y me volvía a dormir para soñarte hasta el siguiente susurro.
No lo he notado hasta intentar incorporarme. Era el peso del traje espacial, no me dejaba, mi cuerpo había hecho un hueco hondo como un suspiro y he necesitado tu ayuda para alcanzar la superficie. Estaba a veinticinco años luz, contigo, y pesaba el doble.
Descompresión.
4 comentarios:
Qué preciosismo tan triste...
Me has recordado a Clementine, te acuerdas?? ese blog que por desgracia cerró hace un tiempo, pues ese.
Ains nena, no escribas estas cositas que soy de lágrima fácil
Oye, escribe lo que quieras. Faltaría mas por favor
Genial el post!!! el resto, en persona... ajajaja.
sunny querida! Te echaba de menos ya! Dónde has estado, niña?
Bueno, bueno, bueno... que me compares con Clementine... buah. Con lo que la echo de menos.
Qué graciosa eres, sunny, coño. :)
trape, ya le he hecho un adelanto antes, pero aún me tendrá que aguantar tela, se lo digo yo. Je.
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