martes, 4 de septiembre de 2007

Ser, estar y parecer

Me encogen el corazón esos trozos de papel pintado de los años sesenta o setenta que quedan al descubierto en las paredes de un edificio cuando derriban el adyacente.
Ahí en lo alto, sin razón de ser.

8 comentarios:

marca dijo...

Había una habiatación con un corazón gigante pintado en ella. Tiraron la casa, y ahora el corazón preside la ciudad. Me parece precioso.

Anónimo dijo...

Y algunas veces hasta se quedan cuadros colgados, así, a la vista de todos, como epílogos obscenos de las vidas que cercaron.

Anónimo dijo...

Mejores aún cuando quien los mira desde abajo tiene un saco de emociones contenidas en el estómago.

Mrs. Sarmiento dijo...

marca, pues sí debe de serlo, sí. Lo he visualizado.

ohne, ¡poeta! Eres una poeta, coño. Epílogos obscenos, joder, me encanta.

trape de mis entretelas, pues sí. Es que si los que están abajo no tienen emociones en el estómago ni miran hacia arriba siquiera. Y si miran ni ven. Ains.

Anónimo dijo...

Eso no tienes cojones de decírmelo en la calle.

marca dijo...

Ajajajajajajajajajajajajajajajajajaja. Más, más!

Antonio Latorre Jimenez dijo...

Si, es cierto, pero no solo ocurre con el papel también con las paredes pintadas de diferentes colores, los baldosines y lo que es peor, estanterias colgando de las paredes, si consiges unos prismáticaos y te fijas bien puede que veas algún objeto en ellas esperando a su dueño.
Saluditos y besos....

Mrs. Sarmiento dijo...

ohne, buah, en la calle y donde haga falta. Y si es necesario nos liamos a metaforazos e hiperbatonazos, como locas!

marquita, ¿quién es la cizañera aquí? Hum. :p

sr. chisme, oh my gosh, usted por aquí. Qué alegría verle así, tan oscuro. Pues yo nunca he visto estanterías, creo... Lo de los baldosines sí, a veces con pegatinas. Beso.