Yo no es que sea rara, soy simplemente complicada
Hay que ver, hay que ver. Volví de Madrid desinfladilla tontamente hablando, otra vez. Después de haberme visto a mí misma tramar un plan complicadísimo para no tener que darle mi número a Telémaco, para huir de él lo más rápidamente posible, llegué a la conclusión de que, total, de lejos todos los gatos son pardos y un amanecer y cuatro emails graciosos no hacen primavera; seguro que al final el chico ario me acaba decepcionando.
Pero solo falta que se tire más de una semana sin escribirme para que el gusanillo asome de nuevo la cabecita. Y si encima cuando lo hace me dice que tiene ganas de comprobar si nos odiamos al vernos... pues la emoción vuelve por navidad.
1 comentario:
Es curioso como funciona nuestro deseo.
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