lunes, 7 de enero de 2008

Mi cabeza ha hecho catacrocker en Berlín porque...

... me he enamorado. Catacrocker. Me he enamorado del chico alemán. Me he enamorado de Timo. Y me he enamorado porque:

sus ojos son azules, enormes y tristes; cuando quedábamos, excepto la última noche en la que yo me lancé directamente a por él porque a esas horas ya le estaba esperando como a agua de mayo y ni siquiera veía a los chicos guapos que estaban a mi alrededor, hablábamos durante horas antes de darnos ni un solo beso; su postura y manera de moverse son extrañísimas ambas; es dulce y encantador; me llevó a un club en la parte oeste donde ponían música indie y me arrastró a la pista de baile cuando sonó The Knife; le gusta ducharse incluso menos que a mí; entiende mis bromas y se ríe con ellas; es tan inocente que es capaz de decirme mirándome a los ojos que le ha hablado de mí a sus amigos y que he really likes me; ha hecho una canción con una base acústica y los ruidos de la puerta de su habitación, la de la sala de estar y el tendedero abriendo y cerrándose solo para entretenerse; su pelo es rubio, because he's German, y se lo corta él mismo, aunque en realidad parece que se lo haya mordido su perra Nelly; es diseñador de videojuegos para móviles y no tiene móvil; entendió perfectamente qué eran nuestros Testimonios (I'm never cold because I'm blond... and German); cree que la gente, incluido él, es mala; es capaz de reirse de mi humor más negro negruzo; tiene unos calzoncillos para salir a la calle (the warm ones) y otros para estar por casa (the comfortable ones), aunque en realidad son iguales; compartió su bufanda conmigo cuando yo perdí mi chal definitivamente, y me arrastraba por las calles desde su cuello treinta centímetros por encima del mío; la última mañana me lanzó un billete de diez euros como pago por los servicios prestados; cuando le dije que estaba empezando a sospechar que en realidad no tenía amigos me dijo que sí los tenía, y que le era indiferente si los demás podían verles o no porque él estaba seguro de que le querían; se pone camisetas mohosas para dormir; odia a los punkies porque siempre llevan cachorros, nunca perros viejos; su habitación es un caos absoluto; cuando le dije mi edad ni siquiera pestañeó; tartamudea cuando no encuentra la palabra en inglés que está buscando; he's shy; es un fumador pasivo excelente confeso; vive en un edificio precioso con molduras en los techos y con un ventanal desde el que se ve la nieve caer; se ríe de mí porque siempre pierdo algo, porque se me olvida comer, porque me emociono cuando nieva... porque sí; le parece lo más normal del mundo que duerma en la cama con mis dos perros; vive lejos y así es muchísimo más fácil, dónde va a parar, mantener la ilusión de que es absolutamente perfecto; he's German; me iba colocando encima de escalones para no coger tortículis al besarme (hello, my name is O. and I'm short... because I'm Spanish...); lo único que dijo cuando le solté que estaba enamorada de Pete Doherty fue aha, the one with Kate Moss, the drug addict guy... do you want another beer?; besa de puta madre, esa clase de besos que te hacen olvidar que estás a doce grados bajo cero; cuando estaba durmiendo y yo le puteaba porque ya estaba despierta y me aburría me cogía fuerte y fingía seguir durmiendo... pero no, claro; su tatuaje es aún más raro que el mío; cuando contesta al teléfono dice hallo (alló)... because he's German; no soltó ni una frase grandilocuente; está delgado, delgadísimo, ñam; su habitación está llena de libros, en las estanterías, amontonados en el suelo, sobre las mesas... pero no le gusta pensar porque cree que es la única manera de ser feliz; no empecé a notar los efectos del gripazo que se estaba gestando en mí hasta que salí ayer a las dos menos diez por la puerta de su casa...
Y seguro que por mil cosas más, pero ésta es toda la claridad mental que la gripe me permite ahora mismo. Y seguro que por mil cosas menos también, pero en estos momentos eso me la pela.
Y porque me siento lo suficientemente bien como para mandarle un email al día siguiente diciéndole que, definitivimante, dos meses son demasiado tiempo.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Oh Oh Oh! ¿Qué puedo decir? Yo también me habría enamorado. De hecho, si alguna vez me enamorara de algún tío, seguro que sería alemán. Son mi debilidad. Aún recuerdo a mi U., con su melena dorada, su mandíbula perfecta y sus manos enormes, huesudas y blanquísimas, y su escarabajo negro descapotable cruzando los bosques...
Y siempre he pensado que me gustaría decir Hallo al contestar al teléfono, pero me contengo porque no me digan snob.

Anónimo dijo...

Estoy dando salitos (asi por dentro) Que me alegro que no veas. Ains... los alemanes... son frios... y secos...

:F

Xaral

Unknown dijo...

Lo de la música a partir del ruido de las puertas de su casa es lo más!!!! Y lo de los perros de los punkis también!!!!
Que corra la oxitocina!!!!
Van Goooooooooooooooooooogh!!!!!!!!

Blasfuemia dijo...

El único defecto que le veo yo es que no se pueda compartir (conmigo, claro) jajaja.. Congratulations... aunque se te veía predispuesta :P

errante dijo...

joé, qué envidia...

Kinky dijo...

Berlinesa! OMG! OMG! OMG! OMG! OMG! OMG! oh my god!. (¿Pero, es como súper perfecto todo, i mean todo, no?).
Lo de las canciones con los crujidos de las puertas de su casa es como acojedor y/o tierno. Y que se corte el pelo él solito ya me ha convencido.
Tengo que ir a visitarte coño, pa' que me cuentes, es que vives muy lejos, joder. A lo mejor en autobús.
Besitoooo!

Desesperada dijo...

vaya, me dejo caer por aquí y ya historia de amor, esto promete!

Anónimo dijo...

Me dejas muerta y sonriente. Qué bonito lo cuentas. Qué bonito es el amor, schiesse.

Mrs. Sarmiento dijo...

Aish... :)

marca dijo...

Qué guay, qué bien. :)

El Malvado Ming dijo...

Diablos, estaba arrebolada pensando el lo bello que es el amor, cuando a medio post se me ha colado por la oreja el informativo de Cuatro contando que Naomi Campbell y Hugo Chavez están enamorados.
Eso le quita poesía a cualquier cosa.